La semana pasada sucedió un hecho histórico: un juez fue apartado de su cargo por la falta de perspectiva de género al intervenir en la causa de una joven que mas de veinte veces denunció acoso y hostigamiento por parte de un hombre que, finalmente, la asesinó en la vía pública.
Es que el juez Pisa sobreseyó a Mauricio Parada Parejas, a quien Paola Tacacho denunció por acosarla durante cinco años, sin ordenar ninguna medida para garantizar su seguridad.
Ahora es el turno de los jueces que absolvieron a los tres sujetos acusados de la violación y el femicidio de Lucía Perez.
En aquella oportunidad, los Magistrados elaboraron una extensa sentencia que parecía más juzgar a Lucía que a los acusados, remarcando que Lucía era una persona de carácter fuerte, que no se dejaba doblegar.
En un fallo bochornoso, revelaron aspectos poco relevantes de la intimidad de Lucía, sólo para demostrar que de antemano ya tenían un veredicto absolutorio: jovencita inserta en el consumo de drogas, que se relacionaba con personas mayores que ella, que era sexualmente activa, todos parámetros que la alejaban del rol de “buena víctima”.
Todos somos iguales ante la ley, pero no todos llegamos a su abrigo en igualdad de condiciones. Las mujeres desde antaño han sufrido una discriminación de trato y es deber de los jueces advertir esa circunstancia, tan arraigada en nuestra sociedad.