Ahorrar con la de otros, la salida fácil a la que siempre pretende llegar el gobierno.
En esta “guerra” utópica contra la inflación, sin medios, propósitos ni fines claros, el gobierno siempre apuesta a la sustitución de importaciones y al control de los precios, mecanismos destinados al fracaso.
El primero, porque conculca contra el ingreso de divisas extranjeras, tan necesarias para nuestro país. El segundo, porque poner un tope a los precios solo lleva al ahogo de los comerciantes, que se ven acorralados ante el aumento de los valores desde el proveedor. Así, o cierran los negocios o reducen sus costos al mínimo, poniendo en peligro muchas fuentes de trabajo.
Si el gobierno quiere que nos pongamos en plan ahorro, que el ahorro empiece por casa, reduciendo secretarías, ministerios, números de asesores, emisión de billetes etc.
Solo de esa manera podremos creer que el Estado ha dado el primer paso para reducir la inflación.