Con una Argentina cada vez mas devastada, desunida y hastiada por culpa de las reprochables acciones de sus gobernantes, las cosas no pueden ir mal, si todavía pueden ir peor.
La ahora ex Ministra de Economía Silvia Batakis que recientemente había asumido en su cargo, viajó a Estados Unidos a fin de brindar calma al FMI y manifestar, de frente a nuestros acreedores, que tenía el respaldo del gobierno y que los acuerdos realizados durante la gestión de Guzman serían mantenidos.
Si lo que se quiso hacer fue mostrar al exterior la estabilidad de la Argentina, el mensaje enviado fue exactamente el inverso, porque de un plumazo volaron a Batakis y la reemplazaron por el ahora Super Ministro Sergio Massa.
Para no perder la costumbre argenta, el cambio de nombres vino además con la reorganización de Ministerios, unificando muchas atribuciones en un hombre que, a cambio de asumir en Economía, pidió el respaldo total y completo del Gobierno. No quiere pasar la gran Batakis, a un año de las elecciones presidenciales, a las cuales no tiene intenciones de llegar con una imagen desvalorizada.
A la hora de agrandar el combo para dárselo a Massa, Alberto Fernandez unificó los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, incluyendo además las relaciones con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales de crédito.
Batakis se lleva el premio consuelo de liderar el Banco Nacion, decisión que tampoco se libra de un escándalo.
En una situación similar a la de Felipe Solá, que en su viaje a México para la Cumbre de la CELAC se enteró de su salida del Gabinete, el ahora ex presidente del BN (Eduardo Hecker) se enteró de que su reemplazo ya era decisión tomada cuando se apostaba a dar un discurso en Catamarca para presentar la Tarjeta Minera Nación, acompañado por el gobernador provincial, Raúl Jalil.
Escándalo tras escándalo, no hay modo de remontar tantos papelones. En el medio, los ciudadanos de pie, que mientras el que mueve los hilos cambia marionetas como figuritas, debe seguir haciendo malabares para sobrevivir en un país asediado por la inseguridad, la inflación y la depresión de no saber cuáles van a ser las medidas de mañana.
Y así estamos, dependiendo de un puñado de personas que decide el futuro de la Argentina, y que demuestra día a día que poco o nada le importa la Argentina. Que Dios y la Patria se lo demanden.
