Luego del brutal asesinato de un kioskero en Ramos Mejía, se dio a conocer que el presunto homicida había salido hace muy poco tiempo de la cárcel, donde estuvo alojado por casi seis años, también por cometer delitos contra la propiedad.
Mucho se dice respecto a por qué salió de la cárcel y la respuesta no tarda en llegar: cumplió su condena.
Ahora bien, el hecho de que vuelva a cometer un delito similar -aunque con resultados más gravosos- amerita un agravamiento de la pena y la aplicación del instituto de la reincidencia.
Es un instituto muy criticado por algunos, que sostienen que no se debe castigar pensando en el autor sino solamente pensando en el hecho, pero situaciones como la presente evidencian la justicia de la reincidencia.
Esta figura se sustenta en el desprecio que revela por la pena quien, a pesar de haberla padecido antes, incurre nuevamente en el delito.
Es esa insensibilidad frente a un castigo en expectativa que amerita una mayor respuesta represiva y el juez interviniente deberá aplicarla sin miramientos.